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lunes, 3 de diciembre de 2012

Las nuevas tecnologías y los jóvenes


La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta relacionados con las nuevas adicciones.

Entre las señales de alerta que pueden indicarnos una adicción destacan las siguientes:

 Pérdida de tiempo de estudio, con o sin malos resultados académicos.
 Deterioro o menor dedicación a las relaciones interpersonales y a otras actividades de ocio.
 Incremento de las conductas que implican agresividad.
 Sufrir ansiedad, irritabilidad, incluso malestar físico en caso de no poder utilizar el objeto de la adicción.

La adicción a Internet

No hay duda de que Internet es un gran avance, que puede servir de ayuda a nivel académico y también social; el problema surge en el momento en que su uso se descontrola.
Para prevenir este uso inadecuado en jóvenes, es importante el papel de los padres a la hora de marcar los límites y permitir el uso de esta tecnología durante un tiempo prefijado ya que se puede empezar por buscar información para un trabajo y terminar sin esta información, puesto que el tiempo se ha perdido en un chat o por el Messenger.  



La adicción a videojuegos

Los videojuegos no sólo son divertidos, sino que estimulan la coordinación visomotora, el razonamiento deductivo, son buenos para la memoria a corto y largo plazo, mejoran el razonamiento abstracto, así como la atención y el autocontrol.


Una vez más, el problema surge cuando se hace un mal uso en cuanto a tiempo, dedicación o contenidos no apropiados para la edad del usuario. Por esta razón, se establecen unas edades propias para cada juego ya que en muchos de estos juegos hay mucha violencia y el niño puede sufrir trastornos y pueden observarse comportamientos agresivos.



La adicción al teléfono móvil

Actualmente la edad a la que se adquiere el primer móvil es cada vez más baja, fundamentalmente debido a que en estas edades se utiliza sobre todo para jugar,  escuchar música y enviar mensajes, y también porque poder comunicarse con los hijos en cualquier momento representa una tranquilidad para los padres.
Como en el resto de los casos, hay que alarmarse siempre y cuando se observen comportamientos y reacciones anómalas, siendo un buen marcador el consumo mensual, que en algunos casos es aconsejable limitar.


¿Cómo podemos proteger a los jóvenes y adolescentes de las adicciones?

La mejor protección es proporcionar una información clara y suficiente acerca de sus beneficios, pero también de los perjuicios y riesgos que implican.
Igualmente importante es controlar su uso, estableciendo unos límites y haciéndolo de forma tajante hasta que el joven vaya alcanzando su madurez y sea capaz de autoimponerse estos límites de manera natural, puesto que puede llegar a ser un grave problema para el bienestar del niño ya que es muy adictivo y surge la dependencia hacia él.

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